De este pequeño incidente surgen dos conclusiones:
La primera es que, después de estar cantidad considerable de tiempo sumida en la tristeza y en la extrañación de todo lo que me rodea, ver algo tan cotidiano y familiar como ladrillos mientras yo nadaba en ese plano "abstracto" del enrosque, me trajo de vuelta. De golpe me ví de chiquita, con mi corte y ropa feos porque mi vieja se empeñaba en vestirme como un varón (como si de esa manera me convirtiera o algo así) asustada ante la idea de subirme a una hamaca o a cualquier juego que implicara movimiento alguno. En como cambió todo. Y en cómo veía ladrillos en esa época, y cómo ahora también, y en la forma en la cual a pesar de que pierdas seres queridos, tengas peleas, sufras, rías, cambies, ames a distintas personas, esos ladrillos siempre van a estar ahí, recordándote cómo el mundo, a pesar de que se te desmorone a los pies, tiene cosas que van a recordarte que esto es la vida y bueno, no sé dónde quería llegar pero el que quiera me va a entender, como cuando mi hermano me pidió que le enseñara "las horas" y yo entendí perfectamente que quería que le enseñe el concepto del tiempo, y no le pude contestar porque yo también todavía busco alguien que me lo explique.
La segunda cosa es que estoy completamente loca. Y esto lo confirmo cada día más.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario