jueves, 17 de abril de 2014

Todos los días me levanto, me miro al espejo. Me siento mejor conmigo misma que el día anterior (salvo en algunas ocasiones) y me aseguro que estoy a tiempo de cambiar. ¿Cambiar qué? no sé. Ahora mismo no es como si tuviera ninguna queja con respecto a la vida (cosa sumamente rara en mì) y eso es, lo que al mismo tiempo, me aterra y me alivia. La apatía naciente.La apatía para mi es lo peor que puede pasar. Mala palabra. Cosa del diablo. Pero a veces, simplemente, se siente tan reconfortante la rutina sin preocuparte por desbordarte de un momento a otro, por encerrarte en tu pieza a llorar sin saber realmente por qué; o estar muy feliz con algo e ir con genuino miedo por la vida co esa felicidad, con la sensación de ser malabarista y que la más mínima piedra te va a hacer tropezar y hacerte quedar sin nada, otra vez. La apatía hace la vida más llevadera, más normal, más muerta.¿De qué sirve abrir tu corazón, si a nadie le interesa? si lo único que va a traerte es disgustos y soledad, más soledad que nunca...
a veces atenersa a ciertas reglas, te hace ser más libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario